domingo, 19 de junio de 2011

a papa

Hace ya varios días, estaba escuchando por radio un hombre que hablaba de las personas analfabetas de las letras y doctores de la vida (no recuerdo si era así la frase, pero la idea era esa) idea que por supuesto, no me intereso mucho en principio, puesto que mis exámenes finales y las desveladas me tenían simplemente pensando en polos completamente opuestos a las palabras que surgían de ese aparato.
Después, descubrí la aplicación de aquella frase que, si bien en aquel momento no me era importante, sabia que tenia que  guardarla pues la necesitaría, al platicar con varias amigas cuyos padres son personas que tienen carreras universitarias y hacer un comparativo con el mío, que no tiene ni siquiera la primaria, comprendí que tenia por padre a uno de esos extraños especimenes que, precisamente eran analfabetas de las letras y alfabeta de la vida.
Por que, a orgullo lo tengo, el decir que soy hija de un hombre humilde y sencillo, que no tiene problema con la gente, y que tiene mas filosofía de vida que muchos filósofos, que se puede administrar mejor que un contador, defenderse mejor que un abogado y construir mejor que un ingeniero. Que es mas profesor que muchos egresados de la normal, y que tiene mayor calidad humana que cualquier universitario que conozco.
Estoy orgullosa de saber que tengo por padre a un doctor de la vida, un hombre que trabaja arduamente día con día de sol a sol y aun así sale a la calle, sonríe y toma de la mano a sus hijos para llevarlos a jugar como si el también fuera un niño, un hombre que simplemente sabe sonreír ante cualquier adversidad, y que siempre tiene un dicho (aunque nunca lo diga) para sacarle sabiduría a la situación.
Y me gusta presumir al mundo entero que tengo por padre un hombre con la capacidad de decir las palabras adecuadas en el momento preciso. A un padre que no sabe que es lo que hago en la escuela y que muy probablemente no lo entienda nunca por que no le importa lo que sea, pero que tengo la certeza me apoyara siempre, aunque no me entienda, por que el me ha enseñado a apoyar, aunque este fuera de mis posibilidades.
Me siento feliz de tener un papa que alguna ves se tubo que ir de mojado para darles de comer a sus hijos, por que arriesgo su vida para que tuviéramos un futuro mas amable, de tener  en mi vida a un hombre que no le da vergüenza ser como es y que sabe cocinar. De una persona que, como dice el “se acomide” y sabe “granjearse a la gente”.
Me gusta saber que la persona que mas admiro en el mundo, no es aquel que viajo a la luna, ni el que descubrio que la tierra redonda, o el autor de mi libro favorito, la persona que mas admiro, viajo a estados unidos encerrado en un trailer, descubrio como ser padre mientras nosotros descubrimos como ser hijos, y es el autor del cuento sin fin que me contaba antes de dormir… y todo eso lo hizo, sin la necesidad de ir a la escuela.
Pero con la esperanza de que sus hijos, en busca de un mejor futuro, aprendan a ser universitarios de las letras, y universitarios de la vida. Cosa difícil, pero nunca imposible.

Para el hombre que mas amo:
Juan Alejandro Gardea Jaquez.