lunes, 9 de mayo de 2011

Así que, decido cambiar de tradición por una que también es muy clásica en mi y decido ponerme  a hacer mi tarea, la tradición consta del siguiente ritual:
Cama limpia
Café
Humo
Música
Material de trabajo

Después de teclear un par de líneas, descubro que ninguno de los factores de mi ritual están como deberían de existir, miro a mi alrededor y observo detenidamente cada una de las prendas que están sobre mi cama incluyéndome a mi y a mi laptop hay una cámara, unos lentes obscuros, varios cables, camisetas, la sabana regada, jeans y un sin fin de calzones y calcetines que enmarcan la tan ya conocida escena del desorden habitual en mi cabeza reflejado sobre un colchón. Sigo observando y no comprendo por que no hago nada, ¿acaso así estoy haciendo las cosas en mi vida? Es muy probable que la respuesta sea afirmativa, ¿entonces, por que no empiezo a hacer algo? ¿Por qué sigo observando tan detenidamente la vida y no muevo mas que mis dedos en el teclado para decir sin hacer, ¿Por qué se ha convertido esta triste manera de vivir en mi filosofía?
Son muchas preguntas para alguien que no pretendía hacer mas que su tarea, que por cierto, ni siquiera se trata directamente de escribir… hay una frase que ronda por mi cabeza conforme el reloj avanza su eterna marcha “te falta pasión”…
Un par de días después de lo anteriormente escrito, entro en mi cabeza un extraño afán por cambiar las cosas, y decidí hacerlo primero, por supuesto desde mi pequeño universo, así que comencé a limpiar mi habitación, nunca pensé que una persona fuera capaz de guardar tantas cosas tan distintas en tan pocos años; mi afán por limpiar alcanzo cifras insospechadas para mi madre (y debo admitir que también para mi) ya que termine por ponerme a limpiar la recamara de mi hermana, mi hermano, y si, como cereza de pastel… el baño… aun ese día, rondaba por mi cabeza la frase maldita de la pasión…¿seria que estaba comenzando a convertirme en lo que siempre odie?
Hoy, ya pasaron varios días desde ambos trozos de vida, así que  me siento frente al monitor y observo una pagina en blanco, con tantas ganas de verla llena de palabras mías, con tanta necesidad de hablarle y ver como en la pagina se escribía la vida misma
Sin embargo, pasado un buen rato, descubro que no hay nada, por que, como si fuera arte de magia, esta pagina cada tres líneas comete un error y vuelve a su blancura inicial.
Quiero escribir tantas cosas, de aquella pasión que me provoca la vida… de aquella pasión cuya flama comienza a extinguirse conforme pasa el tiempo… pero hay algo que me impide hablar de otra cosa que no sea mi incapacidad para hablar
… vaya paradoja… he creado sin querer una confesion confusa…

32.- Odio los gatos.

2 comentarios:

  1. A veces las cosas mas interesantes tardan en llegar, no es cuestión de decirlas en un orden especifico ni mucho menos cuando no los proponemos. Salen cuando se les da la gana, mas de una vez he intentado forzar la inspiración que no tengo, solo por la presión de no perder la costumbre de escribir algo con un poco de sentido tal vez solo para mí.

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