miércoles, 29 de diciembre de 2010

cien

Estoy a dos libros y nueve días de lograr uno de los récords que mas me han marcado desde que tengo uso de la razón: leer cien libros antes de cumplir los 21 años…
Para mucha gente, este puede ser uno de los récords personales a vencer mas ridículos del mundo, puesto que no pueden comprender la trascendencia de un echo como este, sobre todo en una vida como la mía.
La vida, por alguna u otra razón, se ha ido empeñando en no permitirme salir de este estado, sin importar que sea mucha o poca, simplemente, mi cuerpo no conoce mas mundo que el que se presenta frente a sus narices, llegando, como mas lejos, a un pueblo escondido al norte del estado y por ende, del país.
Sin embargo, la magia de mis libros, me ha llevado a lugares que son algo incosteables para una mujer como yo, como el desierto del Sahara, o la Francia de hace quinientos años (realmente no se si cambio mucho desde ese entonces, pero mi Francia, es bastante agradable sin la necesidad de olfatear gente sucia) .
O mejor aun, a lugares mágicos que algún día, hace muchos años alguien se atrevió a imaginarlos, formarlos en pequeñas filas y transmitirlos a través de las hojas. Sin embargo, puedo asegurar, que ningún autor se dio cuenta que al imaginar un lugar, este seria muy diferente en cada imaginación que pasara por sus letras… aunque creo que en ese miedo, muchos de estos autores se encargaron de describir hasta el mínimo detalle de lo que sucede en la obra… lastima, fueron bastante ilusos al creer que eso seria capaz de detener una imaginación.
En fin, creo que estoy haciendo un alarde que no me corresponde, puesto que estoy jugando a ser la mujer de letras que en realidad no soy, y espero no ser.
Me gusta haberme echo esa promesa cuando era una niña, me gusta haber hablado únicamente una ves de en la infancia y haber escuchado por única respuesta la voz de mi madre que me decía que aquel que leía mucho se le quemaba el cerebro y se volvía loco, pero que aquel que eso era lo que quería hacer estaba ya loco por si mismo.
A veces, posiblemente tenga razón (es parte del oficio de las mamas tener la razón muy seguido), por eso yo no quiero tampoco leer tanto, solo quiero mis cien libros antes de ser mayor de edad en todo el mundo, por que quiero conservar mi espíritu de viajera, ese espíritu en el que la capacidad de volar entre letras comienza a morir,  antes de ser oficialmente para el mundo una ciudadana.
Quiero ser oficialmente para el mundo la ciudadana que durante toda su mundialmente reconocida forma se ser. Logro leer cien libros antes de convertirse en alguien que puede ser privada de su libertad en cualquier parte del mundo.

Por lo menos, mientras no me quiten mi libertad de leer…. Todo estará bien.

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